lunes, 20 de septiembre de 2010

relatos fuera de tiempo

bueno, hoy he empezado a escribir el relato sobre Puto. Es un poco mierda y todavía no he terminado. De hecho me acabo de estancar con la parte final y, como estoy en el curro y tengo que hacer cosas, he decidido subirlo por partes para que veais que estoy escribiendo y de paso adquirir una especie de compromiso a terminarlo en próximas fechas.


Fuera los de fuera (te partes I) 

 Un trabajo, eso era, SOLO un trabajo, pero le había arrebatado lo que más  quería. A quien quería engañar, eso no era lo que le había quitado la vida a su mujer. Pero si al menos hubiese estado allí con ella… tal vez podría haber hecho algo...

 Su mente no dejaba de cruzar pensamientos a toda velocidad, pero nada de eso ya importaba. El hecho era que su mujer y su hijo habían muerto en el mismo momento del parto y él no había estado allí con ellos. Tantas horas  trabajando, haciendo horas extra para terminar este o aquel proyecto. Perdiendo millones de euros para encontrarlos unos metros de fibra óptcia más allá. Tantas risas y copas de pacharán los jueves por la noche… todo eso no había hecho sino engordar absurdamente su cuenta corriente, pues lo único que necesitaba para vivir lo había perdido en un suspiro… “y yo no estaba allí” se repetía una y otra vez.
 Aquella mañana se fue como tantas veces a trabajar tras un duro fin de semana. Apenas unos metros antes de entrar por la puerta de Coritel notó un dolor en los pies “pie derecho con zapato izquierdo… eso no está bien Tito. AH! NO solo eso sino además la americana tiene las costuras por fuera”- esgrimió una sonrisa y se dijo a sí mismo- “maldito John Cor! Realmente estas consiguiendo que me supere”. Un lunes que empieza bien y se trunca apenas llegado el mediodía, pues de vuelta a casa para comer encuentra una patrulla de la guardia civil en el portal de su finca. “esto no me huele bien” pensó- y no iba nada mal encaminado-

-          - Es usted Vicente Carreño?
-          - El mismo que viste y calza – contestó Tito tratando de quitarle hierro al asunto.
-           -Lamento tener que informarle de que su mujer ha tenido un parto prematuro… cuando ha llegado la ambulancia era demasiado tarde… no se ha podido hacer nada por ella ni por su hijo…
-           -Cómo? Pe-pe-pero eso no puede ser!! Está usted seguro? – no podía creer lo que escuchaba, o mejor dicho no quería creerlo. Sabía que algo iba a suceder desde que se levantó por la mañana, y aún así…
-          - Por favor si quiere puede acompañarnos para identificar los cuerpos sin vida…
-           -Si fuesen tan amables de darme un nº de teléfono les llamaré esta tarde, ahora solo quiero estar solo.

 Y así fue como V. Carreño descubrió que su vida había terminado. Ya nada tenía sentido pues no volvería a sentir los suaves labios de P. Illis, ni el calor de su cuerpo desnudo, no volvería a ver su lacia melena tocada por el fuego, ni aquella pecosa y dulce sonrisa. Todo aquello se había ido para siempre, así como estaba a punto de hacer él. No tardó ni tres segundos en darse cuenta de lo que tenía que hacer. Saldría rumbo a Cuba inmediatamente. Donde otros habían encontrado una nueva vida, él encontraría la muerte y, aunque había tomado la determinación de hacerlo, no correría descontroladamente hacía ella.

 Tomar un avión no era una opción, la simple idea de morir ahogado en mitad del océano le hacía hiperventilar. Aunque podría ser peor, caer en una isla desierta para terminar muriendo en una alfombra roja a manos de un francotirador… Eso no iba a suceder, tomaría un barco y para ello debía partir de inmediato rumbo a Galicia. Previo paso por un estanco para comprar “miles” (de pitis, por si alguno aún no sabe que a V. Carreño le encanta fumar), emprendió su viaje al volante de su flamante C5’us, que bien podría haber pensado más de uno que era un ferrari a juzgar por la velocidad a la que circulaba, ya que debajo de aquella gruesa capa de mugre podía esconderse cualquier cosa.

continuará...



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